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Rastros
La cerámica en Ecuador tiene una larga y rica tradición que se remonta a las civilizaciones precolombinas que habitaron las tres regiones del país. Desde tiempos ancestrales, las comunidades indígenas han utilizado el barro como material fundamental para la creación de objetos utilitarios, médicos y rituales, que no solo expresan el conocimiento técnico y la estética de cada cultura, sino que también reflejan su cosmovisión, sus creencias y su conexión con la naturaleza, así también creadorxs contemporánexs han incursionado en distintas técnicas alfareras aplicando un sin número de herramientas plásticas y visuales para las creaciones del ahora.
Tremmé Galería, presenta su primera exposición comercial – virtual bajo una cuidada selección de ceramistxs ecuatorianxs, quienes a través de largos procesos experimentales, han logrado generar marcas que impactan la industria alfarera y que además dialogan sobre sus devenires artísticos, sociales y culturales en un Ecuador plurinacional, que crece cada día más en la transmisión y difusión del patrimonio artesanal.
La tradición cerámica prehispánica en el Ecuador
La cerámica prehispánica en el Ecuador con más de 8.000 años de tradición es una de las expresiones más representativas del ingenio y la creatividad de las sociedades que habitaron estas tierras antes de la conquista europea. A lo largo del actual territorio ecuatoriano, los pueblos desarrollaron diversas técnicas que con el pasar del tiempo se fueron perfeccionando y especializando, estilos únicos que reflejaban no solo los fines utilitarios, sino también su cotidianidad, cosmovisión, creencias, estructura y complejidad social.
Desde las zonas altas de los Andes hasta la costa y Amazonía del actual Ecuador, los alfareros prehispánicos adaptaron sus prácticas a las diversas características de los ecosistemas, produciendo objetos cerámicos con materiales locales, y en algunos casos, objetos sagrados con materiales importados o comercializados. Utilizaban materiales como arcillas de diversas composiciones con diversas técnicas de modelado, moldeado, pintura, pulidos y cocción que permitía la permanencia y durabilidad de los objetos cerámicos en el tiempo.
Los objetos o manifestaciones cerámicas se han producido en diversidad de formas y estilos, con fines utilitarios como rituales, siendo así uso de las mismas para almacenar alimentos, líquidos, utensilios de cocina, herramientas, como obsequios, e incluso adornos personales tanto en vida como en ajuares funerarios. En cuanto a su papel espiritual, muchas piezas tenían formas simbólicas o estaban asociadas a lugares sagrados, o rituales en específico, además de decoradas con motivos relacionados con la naturaleza, el cosmos y los ciclos de la vida, lo que revela una conexión profunda con su entorno y sus creencias.
Además de su utilidad y belleza, la cerámica tiene un valor incalculable como testimonio histórico, pues es a través de estos objetos, que arqueólogos, artistas, alfareros, y la sociedad actual ha podido reconstruir, estudiar y replicar aspectos de la vida cotidiana, las prácticas rituales y los sistemas de intercambio económico de las sociedades prehispánicas.
La producción cerámica prehispánica también está estrechamente relacionada a los diversos procesos de las sociedades y por tanto es un marcador temporal en la identificación del sedentarismo de los pueblos prehispánicos, ya que la cerámica se convirtió en un elemento clave para la vida, facilitando el almacenamiento de alimentos y otros bienes, y sirviendo como indicador de la complejidad económica y psico-bio-social de las sociedades.
La cerámica prehispánica ecuatoriana, con su riqueza simbólica, es una tradición viva y tangible de la creatividad y el ingenio de los pueblos nativos, que ha dejado un legado cultural que permanece y se transmite de generación en generación, inspirando la admiración de quienes estudian y aprecian esta parte de la prehistoria.
Lenin Uriarte
Arqueólogo
Producción alfarera en Ecuador: un legado ancestral en riesgo
La producción alfarera es un elemento fundamental de la cultura material, ya que sus piezas, o incluso fragmentos de ellas, preservan la historia de determinado lugar de nuestro país a lo largo del tiempo. Sin embargo, su importancia como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial va más allá de la creación de cerámica, pues su verdadero valor radica en el acervo de saberes y conocimientos trasmitidos de generación en generación. Este acervo no solo garantiza la continuidad del oficio, sino que también refleja la cosmovisión, las prácticas cotidianas y los valores identitarios de las comunidades que han dado la vida y permanencia a esta tradición.
Tremmé Galería, presenta su primera exposición comercial – virtual bajo una cuidada selección de ceramistxs ecuatorianxs, quienes a través de largos procesos experimentales, han logrado generar marcas que impactan la industria alfarera y que además dialogan sobre sus devenires artísticos, sociales y culturales en un Ecuador plurinacional, que crece cada día más en la transmisión y difusión del patrimonio artesanal.
La tradición cerámica prehispánica en el Ecuador
La producción alfarera varía según la región y la tradición cultural de cada comunidad. No obstante, en muchas localidades del Ecuador, como en la parroquia San Miguel de Porotos (provincia de Cañar), se conservan técnicas ancestrales que han sido transmitidas a lo largo de los siglos. Una de las más destacadas es la técnica del golpeado con huactanas, herramientas de cerámica utilizadas para dar forma y compactar la arcilla. Este método, de origen prehistórico posiblemente cañari, ha sido empleado por al menos 3.500 años y se mantiene como un rasgo distintivo de la producción alfarera local.
El proceso de producción comienza con la recolección de la arcilla en yacimientos naturales, los cuales suelen estar ubicados en las cercanías de los asentamientos alfareros. Luego, la arcilla se limpia y se mezcla con otros materiales, como arena o ceniza, para mejorar su consistencia y resistencia. Posteriormente, las piezas son moldeadas a mano o con la ayuda de herramientas rudimentarias y se dejan secar al aire libre antes de ser sometidas a la cocción en hornos abiertos o cerrados. En este proceso, también se utilizan pigmentos naturales para decorar las piezas, aplicando técnicas tradicionales de grabado o pintura con óxidos minerales.
La función social y simbólica de la alfarería
Más allá de su función utilitaria, la alfarería desempeña un papel central en la vida social y cultural de las comunidades que la practican. Las piezas de cerámica han sido utilizadas históricamente en contextos domésticos, rituales y ceremoniales. Desde la preparación y almacenamiento de alimentos hasta su uso en ceremonias fúnebres o festivas, los objetos alfareros están profundamente ligados a la identidad y la memoria colectiva de los pueblos.
Las familias que se dedican a la alfarería han construido, a lo largo del tiempo, una red de relaciones sociales en torno a este oficio. La transmisión del conocimiento se da dentro de los núcleos familiares, donde padres, madres y abuelos enseñan a las nuevas generaciones las técnicas y secretos del trabajo con arcilla. Además, muchos alfareros combinan esta actividad con la agricultura para el autoconsumo. Esto hace que la producción alfarera esté estrechamente vinculada al ciclo agrícola y ritual de la comunidad.
Por su parte, el comercio de cerámica se encuentra asociado a las festividades religiosas y civiles, prácticas que han permitido la permanencia de este oficio dentro de la economía local.
Desafíos y amenazas a la continuidad del oficio
A pesar de su riqueza cultural e histórica, la alfarería tradicional enfrenta serios desafíos en la actualidad. La introducción de nuevas materias primas, como el plástico y el metal, ha reducido la demanda de objetos cerámicos en la vida cotidiana. A esto se suma la aparición de técnicas industriales que permiten la producción masiva de contenedores similares a los tradicionales, pero a menor costo y con una manufactura más rápida.
Otro factor determinante en la disminución de la producción alfarera es el cambio en los hábitos de consumo y en la estructura socioeconómica de las comunidades. Las nuevas generaciones, en busca de mejores oportunidades económicas, han optado por abandonar el oficio en favor de otras actividades más rentables y menos laboriosas. Además, la falta de incentivos y apoyo gubernamental para la preservación de la artesanía ha llevado a una progresiva disminución de los talleres alfareros y de los conocimientos asociados a esta práctica.
Si los productores tradicionales —en su mayoría adultos mayores— dejan de transmitir sus saberes, y si las nuevas generaciones no encuentran en este oficio una alternativa viable para su sustento, los conocimientos vinculados a la producción alfarera desaparecerán. Con ello, no solo se perdería una técnica artesanal, sino también un legado cultural que ha sido fundamental en la construcción de la identidad de muchas comunidades.
Conclusión
La alfarería tradicional no es solo un oficio, sino un símbolo de resistencia cultural y de continuidad histórica. Su desaparición generaría un vacío identitario tanto a nivel individual como colectivo, ya que estas prácticas no solo representan la destreza técnica de un pueblo, sino también sus creencias, su organización social y su relación con la naturaleza.
Para garantizar su permanencia, es necesario impulsar estrategias de salvaguardia que incluyan la capacitación e innovación para las nuevas generaciones, el reconocimiento del valor de la cerámica en la identidad cultural y la creación de espacios de comercialización que permitan a los alfareros obtener ingresos dignos. Solo así se podrá evitar que este valioso legado caiga en el olvido y que la alfarería siga siendo un elemento vivo del patrimonio cultural.
Elsa Sinchi
Historiadora
La Cerámica en el Ecuador Actual
En la actualidad, la cerámica ecuatoriana continúa siendo una manifestación artística y cultural vital que abarca tanto el ámbito tradicional como el contemporáneo. En diversas regiones del país, la creación de cerámica sigue siendo un oficio primordial cultivado por comunidades rurales, que a menudo emplean técnicas ancestrales transmitidas de generación en generación. En localidades como La Victoria (en la provincia de Los Ríos), Cotacachi (en la provincia de Imbabura) y las alfareras en San Miguel de Porotos (en la provincia del Cañar) la cerámica sigue siendo un medio de subsistencia y una forma de expresión cultural, más allá de la reafirmación de identidad nacional.
En el ámbito contemporáneo, los artistas ceramistas de Ecuador han logrado una fusión entre lo ancestral y lo moderno. Muchas de las obras actuales incorporan nuevas formas, colores y técnicas innovadoras, pero mantienen el vínculo con las tradiciones originarias. Lxs ceramistxs contemporánexs buscan innovar en la forma y la función, explorando temas relacionados con la identidad cultural, la política y la ecología, además de establecer un diálogo con el mercado global del arte.
La cerámica contemporánea ecuatoriana ha alcanzado un reconocimiento internacional, destacándose en exposiciones y ferias de arte. Nuestrxs creadorxs han jugado un papel crucial en la modernización de la cerámica, incorporando técnicas como el esmalte y el trabajo en alta temperatura, a la par de desarrollar formas abstractas y figurativas que exploran cuestiones sociales y políticas del Ecuador.
En las últimas décadas, lxs ceramistxs ecuatorianxs ha reconfigurado el oficio de la cerámica, transformando este antiguo medio en un vehículo para la experimentación formal y la reflexión sobre problemáticas sociales, políticas y ambientales. La cerámica ya no se limita a la producción de objetos utilitarios, sino que se ha establecido como un lenguaje artístico que invita a la reflexión y al cuestionamiento de la identidad ecuatoriana y su relación con el entorno
Innovación y Tradición: La Fusión de Estilos
La creación cerámica contemporánea en Ecuador no puede desvincularse de su rica tradición histórica, pero, a la vez, es profundamente influenciada por las inquietudes y las transformaciones del mundo actual. La cerámica ancestral ecuatoriana, con sus técnicas de modelado a mano, cocción en hornos de barro y sus símbolos cargados de significado, sigue siendo una referencia para lxs artistxs contemporánexs, quienes reinterpretan estos saberes a través de nuevas perspectivas formales y conceptuales.
Lxs ceramistxs actuales experimentan con la fusión de técnicas ancestrales y contemporáneas, utilizando procesos de alta temperatura, esmaltes industriales y métodos de producción que antes no eran parte del imaginario cerámico ecuatoriano. Estas innovaciones han permitido que las obras cerámicas se despojen de sus funciones utilitarias y se conviertan en piezas de autor que se exponen en museos, galerías y ferias internacionales, aportando al ámbito artístico global la singularidad de la cerámica ecuatoriana.
LA MONTAÑA EN EL MAR, es una marca creativa que ha generado una fusión de historias y personajes con utilidades sonoras y museográficas, sus ceramistas Juan José Cobos y Martina Vega, a más de ganar premios y reconocimientos, propician espacios de aprendizaje y de formación creativos.
Así también C&E Arte Visual de Cristina Quinde y Edgar León en cada una de sus piezas evidencian la pasión por lo tradicional en sus formas, símbolos y colores, pero secretamente avistamos pequeños destellos utilitarios que fusionan la tecnología y la decoración.
Cerámica, Ecofeminismos y Espiritualidad: Un Compromiso Contemporáneo
El respeto y la relación con la tierra siguen siendo pilares fundamentales en la cerámica contemporánea ecuatoriana, especialmente en una época en la que los desafíos medioambientales son cada vez más urgentes, así como el entedimiento sobre el orígen mismo de la cerámica en la madre naturaleza- la tierra, el vientre fértil y el fuego, la chispa de la creación-el horno.
Muchxs ceramistxs contemporánexs buscan retomar las antiguas prácticas sostenibles de las comunidades indígenas, al tiempo que exploran nuevas formas de creación respetuosas con el medio ambiente. El uso de arcillas locales, la reducción de residuos y la búsqueda de procesos de cocción más ecológicos son temas que se han vuelto cada vez más relevantes dentro del arte cerámico actual en Ecuador.
La obra de la artista Rosana Fernández de Córdova con su marca NUNKA es uno de los ejemplos claves de la utilización de la materia prima de la localidad, con procesos artesanales de obtención de la arcilla con técnicas de respeto al medio ambiente, entrega piezas cargadas de significación feminista y de re autoconocimiento, que desde los espacios más intimos de su vida, abre una puerta a la espiritualidad de una comunidad sororista, para reconocernos como mujeres magas.
Así también, las obras de Jaime Aldaz de PARAMO en su estilo minimalista reflexiona sobre las interseccionalidades de la cerámica, las tierras, la espiritualidad y la poesía, con un profundo respeto al trabajo manual y su huella en nuestra existencia.
La Cerámica como una Forma de Identidad
La cerámica contemporánea en Ecuador también se ha convertido en un medio para afirmar y reconfigurar las identidades culturales del país. En un contexto de globalización y mestizaje, los artistas ceramistas ecuatorianos han utilizado este lenguaje para reivindicar y visibilizar las raíces indígenas, afroecuatorianas y mestizas del país. La cerámica se ha convertido en una herramienta poderosa para resistir las homogeneizaciones culturales y dar voz a las diversas tradiciones que componen la identidad ecuatoriana.
El trabajo de muchos ceramistas contemporáneos explora la reinterpretación de símbolos indígenas y ancestrales, fusionándolos con elementos del arte contemporáneo global. A través de esta fusión, la cerámica ecuatoriana se mantiene viva, dinámica y relevante, manteniendo un diálogo constante con sus orígenes, pero también con los retos y las demandas del presente.
PICAIA de Nuno Acosta, nos entrega personajes tercerícolas, quienes han evolucionado desde su ancestralidad, a un mundo futurista pero lleno de significación ritual-estética y social.
Es así, que la cerámica contemporánea en Ecuador es definitivamente una disciplina que refleja la transformación de un país en constante cambio, donde la tradición y la modernidad coexisten y se enriquecen mutuamente. Lxs ceramistxs ecuatorianxs actuales no solo han preservado el legado ancestral, sino que lo han reconfigurado para dar voz a las inquietudes sociales, ambientales y políticas del siglo XXI. A través de sus obras, lxs artistxs ofrecen una visión contemporánea del Ecuador, invitando a una reflexión profunda sobre la identidad, el medio ambiente y la herencia cultural, mientras siguen utilizando el barro como el vehículo de expresión más antiguo y, a la vez, más innovador y versátil..
La Importancia de la Comercialización de la Cerámica en el Ecuador
La cerámica en Ecuador ha sido, desde tiempos precolombinos, un elemento clave en la expresión cultural, la economía y la identidad nacional. Desde las civilizaciones Valdivia, Jama-Coaque y La Tolita hasta los actuales talleres artesanales y la producción industrial, la comercialización de la cerámica ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo económico y la preservación del patrimonio cultural.
Un Vínculo con la Historia y la Identidad Cultural
Ecuador posee una rica tradición cerámica que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Las piezas arqueológicas demuestran que, desde la antigüedad, la cerámica no solo tenía un uso utilitario, sino también simbólico y ritual. En la actualidad, muchas comunidades continúan con estas tradiciones, reproduciendo técnicas ancestrales y adaptándolas a las necesidades del mercado contemporáneo. La comercialización de estas piezas no solo contribuye a la economía local, sino que también promueve el reconocimiento y la valoración del legado cultural ecuatoriano.
Dinamización de la Economía y Desarrollo Local
El comercio de la cerámica en Ecuador genera empleo y fortalece la economía de numerosos artesanos y microempresas. Localidades como Cuenca, con su producción de cerámica utilitaria y decorativa, y la comunidad de Pujilí, reconocida por sus figuras tradicionales, han convertido la artesanía cerámica en un motor de desarrollo local. La exportación de cerámica, tanto artesanal como industrial, permite la diversificación de la economía y abre oportunidades en mercados internacionales.
Desafíos y Oportunidades en la Comercialización
A pesar de su importancia, la comercialización de la cerámica enfrenta diversos desafíos. La competencia con productos industrializados de bajo costo, la falta de acceso a mercados más amplios y la limitada modernización de técnicas de producción afectan la rentabilidad del sector. Sin embargo, iniciativas gubernamentales y privadas han impulsado estrategias para mejorar la comercialización, como la participación en ferias internacionales, la creación de certificaciones de origen y la integración de tecnologías digitales para la venta en línea.
Por otro lado, la creciente demanda por productos sostenibles y con identidad cultural ofrece una oportunidad para posicionar la cerámica ecuatoriana en mercados globales. El turismo también desempeña un papel clave en la comercialización, ya que los visitantes buscan adquirir piezas auténticas como parte de su experiencia cultural.
La comercialización de la cerámica en Ecuador no solo representa un medio de sustento para miles de artesanos, sino que también es un vehículo para la conservación del patrimonio y la identidad cultural. A través de estrategias de innovación, promoción y diversificación de mercados, la cerámica ecuatoriana tiene el potencial de fortalecerse como un sector clave en la economía creativa del país.
Cristina Carrasco
Curadora
Marcas
Montaña en el mar
José Cobos, un artista y arquitecto de Cuenca, Ecuador, se graduó inicialmente en arquitectura, pero sintió una necesidad imperiosa de adentrarse más en el mundo del arte. Su inmersión en el estudio de la anatomía animal y humana mejoró su comprensión de las proporciones y la lógica detrás de la creación de formas biológicas.
Durante su primer año de exploración de las artes a través de diversos medios, José descubrió que sus habilidades de modelado estaban significativamente avanzadas, gracias a un pasatiempo de la infancia: crear animales de arcilla. Después de experimentar con diferentes formatos y materiales, decidió centrarse en la escultura en cerámica. Sus habilidades progresaron notablemente durante una experiencia de aprendizaje de tres meses bajo la guía de Juan Guillermo Vega, respetado ceramista en Cuenca. Posteriormente, José continuó sus investigaciones de manera independiente y participó en cursos que cubrían diversas técnicas, como instrumentos de arcilla, raku, alta temperatura, nerikomi y escultura de figuras humanas, aprendiendo de maestros de diferentes nacionalidades.
Con tres años de experiencia enseñando modelado a mano y escultura, las habilidades avanzadas de José han seguido mejorando. Su técnica ha evolucionado significativamente. Su dedicación a la arcilla le valió la Medalla Nacional de Honor en la Feria FAAM (la feria internacional de artes y artesanías más grande de Ecuador), organizada por el CIDAP (Centro Interamericano de Artes Populares), junto a la artista Martina Vega. Este reconocimiento también abrió nuevas puertas como dos residencias en Jingdezhen la capital mundial de la porcelana.
Estas residencias permitieron a Cobos profundizar en su trabajo y práctica con cerámica sonora, lo que le trajo aún más reconocimiento. Durante sus ocho meses en China, creó un sólido cuerpo de trabajo y ganó experiencia enseñando tres talleres en China y uno en Tailandia. También participó en varias exposiciones y performances en vivo, colaborando con figuras prominentes en el mundo de la cerámica y el arte. Hoy, Cobos espera desarrollar y compartir el valioso conocimiento de la cerámica sonora, una tradición profundamente arraigada en su país.
Colección
Martina Vega de 27 años nacida en Cuenca, Ecuador.
Se graduó como diseñadora gráfica en la Universidad del Azuay en 2021. Desde entonces, ha incursionado en el campo del diseño y se ha sumergido en el fascinante mundo de la cerámica, un arte que ha estado presente en su vida desde su infancia.
Su abuelo y su padre, talentosos ceramistas, han sido una gran influencia en su vida, pues Martina siempre admiró la habilidad y la pasión de sus ancestros por este arte. Siempre estuvo observando y aprendiendo de su padre mientras él creaba en su taller. Estos recuerdos se han mantenido arraigados en su subconsciente, emergiendo años después cuando comenzó a recordar y poner en práctica esta herencia tan maravillosa. Ahora Martina se ha convertido en una ceramista de tercera generación, siguiendo los pasos de sus antecesores.
Martina siente una conexión profunda y espiritual con la cerámica, considerándola un regalo de la naturaleza. Para ella, jugar y crear con el barro es una forma de conectar con el momento presente, permitiéndole plasmar una parte de sí misma en cada pieza que realiza. Además de dedicarse a la creación de diversas obras cerámicas, Martina ha encontrado otra pasión en la enseñanza de este arte, compartiendo su conocimiento junto a su pareja, Jose Cobos. Juntos, ofrecen clases en un acogedor espacio en su ciudad, donde reciben a personas de diferentes edades y nacionalidades interesadas en aprender sobre la cerámica.
Para Martina, trabajar con el barro va más allá de la simple creación artística; se convierte en una terapia que enseña a respetar los procesos, a ser paciente y a aceptar los errores como oportunidades creativas. Cada sesión en el taller se convierte en una experiencia enriquecedora tanto para ella como para sus alumnos, donde el barro se erige como un poderoso maestro que guía el camino hacia la expresión creativa y el crecimiento personal.
Colección
Páramo
Jaime Aldaz, Ceramista. Nació en Quito, en la cordillera de Los Andes ecuatorianos.
En su práctica explora las intersecciones entre la cerámica, la espiritualidad y la poesía.
Su trabajo materializa una búsqueda continua de la comprensión de nuestra existencia en relación con los demás seres y los modos en que habitamos el mundo.
Para honrar nuestras geografías y paisajes, cada pieza es trabajada a mano con tiempo, utilizando arcillas nativas, arenas volcánicas y cenizas.
Colección
Nunka
Rosana Fernández de Córdova Vega, nace en la ciudad de Cuenca, en mayo de 1985, desde niña admiró la naturaleza y sus formas.
Realizó sus estudios universitarios en el campo de la Biología, en la Universidad del Azuay, posteriormente obtuvo un master en Gestión Ambiental, en su profesión realizó constantes viajes a la Amazonía, significando su principal inspiración por la gran admiración de su cultura.
Durante la pandemia, en medio del caos; el barro la acogió y sirvió como un puente de desconexión, pero a la vez conectó su mente y cuerpo, volviendo tangibles sus emociones a través del barro; a partir de estos sentires su propuesta se basa en una analogía cuerpo –barro, en donde el movimiento es la base sus creaciones. Inició como aprendiz de alfarería, en el barrio “Convención del 45” de la Ciudad de Cuenca, y ha ido adquiriendo técnicas y conocimientos de manera autodidacta, a través talleres y clases particulares.
Su formación le ha permitido integrar elementos de la naturaleza a su propuesta dándole un valor agregado a sus piezas en un contexto ambiental y cultural. Ha participado en distintas exposiciones de sus obras, promovidas por la Casa de la Cultura Núcleo Azuay, Museo Pumapungo, Dirección Municipal de Cultura de Cuenca, EDEC.EP. También colaboró como ceramista, en el proyecto de educación artística para mujeres en rehabilitación de las drogodependencias: “Del caos a la resiliencia”. Actualmente es propietaria del taller de alfarería y cerámica artesanal “Nunka”
Colección
Picaia

Nuno Acosta es un emprendedor creativo. Diseñador y editor creativo con más de 20 años de experiencia en diseño y comunicación, ha dedicado su vida profesional a explorar las manifestaciones gráficas y populares de la cultura ecuatoriana.
Creador de las figuras Tercerícolas para su marca PICAIA. Su diseño ha sido reconocido como mejor arte contemporáneo en los premios LUX, mejor diseño sostenible por los Latin American Awards y mejor diseño industrial artesanal por ASIPI. Ha realizado exhibiciones en los museos MAAC y Nahim Isaías de Guayaquil y Amantes de Sumpa en Santa Elena.
Promotor de la responsabilidad creativa y cultural, centra sus ideas en creaciones originales que resaltan el orgullo de pertenecer a Ecuador.
Colección
C&E Arte Visual


Cristina y Edgar son profesionales en artes visuales y artesanos. Juntos dieron inicio a la marca C&E Arte Visual. Mantienen la premisa de crear, innovar y generar una propuesta artística que promueva su identidad, la innovación de las prácticas artesanales, el cuidado del medio ambiente y la revalorización del trabajo hecho a mano.
Cristina Quinde Artista Plástica, Maestra artesana en adornos para el hogar y Gestora Cultural. Titulada por la Universidad de Cuenca, Federación de Artesanos y el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador
Edgar León Ingeniero Empresarial, Maestro artesano en mecánica general, Artista Aplicado y Gestor Cultural. Titulado por la Universidad Católica de Cuenca, Universidad de Cuenca, Gremio de artesanos de Morona Santiago, y Ministerio de Cultura.
C&E Arte Visual es un taller de arte y artesanía dedicado a la prestación de servicios profesionales enfocados en el diseño de piezas únicas y personalizadas.
Colección
Kuni

Daniela Matovelle Fundadora de Kuni.
Trabajar con las manos y pintar siempre fue de mis cosas favoritas, mis primeros recuerdos son con mi abuela pintando cerámica y enseñándome a modelar con ella. Kuni nace de mis memorias y del amor que me enseñaron a tener por el arte, así puedo honrar la memoria de mi abuela y seguir conectada con ella.
Nos inspiramos en formas orgánicas y la naturaleza para crear diseños únicos. Los accesorios de Kuni complementan de manera
perfecta a todas las personas, creemos en la diversidad y la capacidad de adaptación, por lo que cada colección es exclusiva, buscando siempre estar en tendencia.